Hoy os hablaremos sobre la higiene y primeros auxilios en caso de pérdida de un diente definitivo.
La higiene de la boca y los dientes en nuestros hijos es fundamental para su adecuado desarrollo. Con frecuencia, entregados a la ardua tarea de educar a nuestros pequeños, los padres no damos verdadera importancia a la necesidad de crear un hábito diario de limpieza bucodental. Es fundamental para ellos que los acompañemos hasta que sean capaces de hacerlo por sí mismos.
En cuanto aparecen los primeros dientes, es muy conveniente limpiarlos con una gasa húmeda después de cada toma. Conforme van creciendo, iremos otorgando a los niños más autonomía, siempre bajo nuestra supervisión y explicándoles cuantas veces necesiten la forma correcta de cepillado, siguiendo un orden para limpiar todos los dientes por todas sus caras, sin olvidar la lengua. Una recomendación que funciona es situarse detrás de ellos frente a un espejo, dando instrucciones precisas y simples de cada uno de los pasos, siempre los mismos y, como se ha dicho, en el mismo orden, durante aproximadamente 2 minutos, 3 veces al día: hay que colocar en el cepillo, de tamaño adecuado a su edad, la cantidad de pasta equivalente a un guisante, primero las muelas con movimientos de atrás hacia delante, luego el resto de dientes, teniendo cuidado de limpiar tanto la superficie externa como interna, con movimientos de vaivén que comienzan en la encía y van hasta el final del diente.
Por otro lado, el cuidado de la dieta de nuestros hijos se convierte en un factor tan importante como la creación de un hábito de cepillado: debemos limitar el consumo de alimentos ricos en azúcares, tales como bollería, chuchería o refrescos, y fomentar la masticación por medio del consumo de alimentos con consistencia sólida. De este modo, fortaleceremos la musculatura de la cavidad bucal y favoreceremos el adecuado desarrollo del habla y la articulación de sonidos en general.
Por último, señalamos unos consejos fundamentales en caso de que, por accidente, nuestro hijo o hija pierda un diente definitivo: es muy importante coger el diente por la parte de la corona, evitando tocar la raíz, lavarlo con agua bajo el grifo durante 10 segundos aproximadamente e intentar recolocarlo en su sitio, indicando al niño/a que muerda una servilleta o pañuelo, hasta llegar al dentista de urgencia. Si no se puede colocar el diente en su sitio, hay que transportarlo en un recipiente con leche o suero, o en la propia boca del niño.
En nuestras manos está que nuestros hijos crezcan sanos y desarrollen los hábitos adecuados que evitarán problemas de salud en el futuro. Implantar rituales divertidos en los que padres e hijos participen por igual facilitará en gran medida su colaboración en la colaboración de la mejor de las sonrisas.
Equipo Cristina Viyuela + CO